miércoles, 10 de noviembre de 2010

Justin Bieber & Tu, I think I'm falling in love again♥




Voy a empezar explicando mi historia; una vida bastante trágica hasta el momento pero que intento llevar de la manera más positiva posible. Mi nombre es _____ y tengo 15 años. Tengo a mis padres, Joseph y Marie; mis dos hermanos: Rob y Michael; y mi perro Black.

Todo empezó hace unos tres años, cuando mi vida era normal; no puedo decir que mi vida fuera perfecta, pero no me faltaba nada ni tampoco me sobraba. Mi familia y yo vivíamos en una gran casa en las afueras de Detroit, Michigan. Mis padres y mis dos hermanos llegaron a ser las mejores personas que pudiera haber encontrado en el mundo, ya que me apoyaron en todo momento, como cuando me enfadé con algunas de mis mejores amistades. Todo había sido, por decirlo de alguna manera, de color rosa bajo mi punto de vista. Todo muy bonito y feliz, y así deseaba que fuera siempre. Aunque no debía confiarme, sabía cómo eran mis padres; muchas veces discutían por estupideces y si me interponía entre ellos, salía perdiendo yo. O las peleas relacionadas con la posesión del control de la tele, el baño por las mañanas o el ‘hoy te toca hacerlo a ti’, si hablo de mis hermanos. De eso también se quejaban ellos. Igualmente no me podía quejar, porque son cosas habituales…

En fin, todo fue bien hasta que una tarde, paseando por el centro de mi ciudad y viendo tiendas bastante chics, me encontré con unos compañeros de mi instituto, digamos ‘los malotes’, que en cuanto me vieron dijeron ‘‘¡eh tú, _____! Sí, ¡tú ven aquí! no huyas’’ con sonrisas pícaras en sus rostros y pintas de querer liarse con el primer ser que se les cruzara por delante. Yo negué en mis pensamientos el hecho de contestarles, pero no me hice caso y les dije “No soy boba’’ en voz alta. ¿En que estaba pensando yo? ¿No era yo consciente de que contestar a los malotes es como rajarse las venas sin pensárselo dos veces? Me apresuré a aligerar el paso y evitar ser perseguida, pero no pudo ser posible, por desgracia. Me siguieron hasta que llegué a la salida, y cuando menos lo esperé uno de ellos me cogió del brazo derecho y tiro de mí muy bruscamente, como atrayéndome hacia él. Nos quedamos cuerpo y cuerpo unidos, pero en unos segundos intenté zafarme haciéndome daño en el brazo y pegándole un codazo, y enseguida le propiné un golpe en toda la cara a su compañero. Estaba algo mareada, creo que una luz centelleante me había impactado, como si fuera el flash de una cámara. Salí corriendo de aquel lugar e intenté tranquilizarme antes de llegar a mi casa. Todo fue bien hasta que al día siguiente, un jueves como todos, de clases intensivas de ciencias, matemáticas y esas cosas, me encontré en los pasillos fotografías mías de cuando permanecía ‘unida’ al cuerpo de Steven, el pervertido, feo y estúpido amigo de Killy, el malote jefe de la banda. Todos los del instituto se reían de esa imagen, ya que era prácticamente imposible que aquel chico pudiera salir con una muchacha, digamos, como yo, de ‘las buenas’. Yo era muy respetada y todos me saludaban y simpatizaban conmigo desde siempre, pues quizás eso a la gente les hacía gracia, lo bipolar que era esa pareja. Vaya situación. Quería desmentirlo, me moleste demasiado con bastante gente, sobre todo con ‘los malotes’, pero lo peor fue que se enfadaran conmigo, porque se me olvidó mencionar un gran detalle: estaba saliendo con el que antes había sido mi mejor amigo, Cody, y desde que vió esas fotografías, incluso al no parecer ni románticas ni nada, se había enfadado igual. No quiso ni escuchar mis explicaciones, por eso pensé que no valía la pena intentar arreglarlo con él. Mis amigos se habían reído también, aunque solo las dos primeras horas de clase.

Fue algo tan humillante que decidí cambiarme de centro escolar. No lo hice, por supuesto; no en ese momento. A las dos semanas me llegó una noticia, pero por parte de mi hermano, que se iba a vivir a Los Ángeles por motivos de trabajo, se movía actualmente en temas de imagen y sonido, al haber acabado la carrera sobre cinematografía. Mi otro hermano había decidido mudarse con su novia a la zona más urbana de Detroit. Yo ya le había cogido manía a esa zona, después de lo sucedido. Al final solo me quedaba la convivencia con mis padres, pero todo se fue al garete cuando mi madre, al final, decidió separarse de mi padre. Todo fue muy rápido, y muy desolador para mí. Pensé que mi vida en Detroit había llegado a su fin. Por lo que decidimos mudarnos mi madre y yo a Buckhead, un pequeño barrio urbanita situado en Atlanta, Georgia.
En mi antigua ciudad solo me quedaban tres amigos de los de verdad: Jess, mi mejor amiga por así decirlo, con la que había pasado más tiempo de las de mi antiguo grupo, Mark, un gran amigo que me dio todo su apoyo sobre todo durante mi ruptura con Cody, que hasta llegué a pensar que lo hacía solo para ligar conmigo, hm; y después Lauren, una gran compañera de instituto que siempre fue sincera y amable conmigo, tenía la pinta de no haber roto un plato en su vida, y ya me avisó que por cualquier cosa podía confiar en ella. Tenía su palabra. La gota que colmó el vaso fue una noticia impactante para mí, y es que mi padre, a solo dos meses de estar viviendo solo, decidió tirarse por el balcón de un sexto piso y así suicidarse. Lo consiguió, y dentro me queda un gran dolor que aún me cuesta superar. Aún me pregunto, y qué sé yo si mi madre también, el motivo por el cual quiso tirarse. Porque hubieron testigos del momento en el que quiso caer, pero no se supo el motivo. Quizás fue porque pensó que su vida era una porquería, como pensaba yo hace unos tres años, o simplemente se había quedado sin amor.

Ay, el amor. Creo que aún a mí no me ha llegado, por el momento no me he sentido enamorada de nadie. No sé las consecuencias que trae. Por los demás, en mi momento pensé: que les vaya bien en la vida, habitantes de Detroit, y si no, que se pudran en el infierno. No incluía a mi hermano y a su actual mujer; y pensé que empezar una nueva vida no sería nada malo, todo lo contrario.

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